Las mentiras en la codependencia y el alcoholismo están en todas partes: hacia los demás, hacia uno mismo, hacia la propia realidad… En este post quiero hablar de cómo las mentiras se convierten en un mecanismo que busca ocultar la realidad de lo que realmente estamos viviendo, tanto para la persona adicta como para la persona codependiente, y cómo esto puede llegar a atraparnos en un círculo vicioso del que es difícil salir.

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Las mentiras en la codependencia y el alcoholismo

Mentir. Esa palabra que desde pequeños nos enseñan que está mal, que no se debe hacer. Y, sin embargo, cuando vives cerca de una adicción, ya sea en tu propia piel o a través de alguien a quien quieres, las mentiras se convierten, poco a poco, en parte del día a día.

Las hay hacia fuera, hacia los demás. Y también las hay hacia dentro, hacia nosotros mismos. Ambas duelen, pero sobre todo, ambas aíslan. Nos alejan de quienes somos y nos encierran en una realidad que intentamos controlar… aunque sepamos que no se puede.

Las mentiras hacia fuera: proteger lo que nos destruye

Durante mucho tiempo mentí para proteger a mi madre. Mentía a mis amigos, a mi pareja, a conocidos, incluso a profesores. Mentía para tapar las discusiones, las noches sin dormir, el miedo. Mentía porque pensaba que así protegía el vínculo con la persona más importante de mi vida.

Decía que estaba mala, que tenía otros planes, que todo estaba bien. A veces incluso lo decía con una sonrisa. Pero por dentro, lo único que quería era desaparecer, o al menos no tener que explicar nada. Mentir era más fácil que enfrentarse a la verdad.

Las mentiras hacia dentro: el autoengaño como mecanismo de defensa

También me mentía a mí misma. Me decía que si me esforzaba más, si me quedaba en casa, si la cuidaba lo suficiente, mi madre dejaría de beber. Me creía las promesas de “esta vez es la última”. Me aferraba a cada etapa de sobriedad como si fuera el final del túnel… aunque por dentro supiera que era solo un descanso antes de volver a empezar.

Ese autoengaño es una parte muy común de la codependencia. Creemos que podemos con todo, que si nos sacrificamos lo suficiente, cambiaremos lo que en realidad no está en nuestras manos.

Las consecuencias del silencio

Mentir tanto, hacia afuera y hacia adentro, me hacía sentir que cada día ponía un cerrojo más en la puerta de mi vida. Tapar, ocultar, justificar. Y mientras más mentía, más pesada se volvía la mochila. Más sola me sentía.

Lo cuento no para juzgarme ni para que nadie se juzgue. Lo cuento porque es importante que, si te reconoces en estas palabras, sepas que no estás sola. Y que buscar ayuda no te hace débil. Al contrario: es el primer acto real de valentía.

¿Por qué contar esto?

Porque creo que hablar de las mentiras es necesario. Porque muchas personas viven esto en silencio, pensando que son malas personas por mentir, sin entender que lo hacen para sobrevivir en una situación insostenible.

Y porque, aunque cueste, romper el silencio es la única forma de empezar a sanar.

Si te has visto reflejada en esta entrada, te animo a que busques apoyo. Hay recursos gratuitos, hay profesionales, y sobre todo, hay otras personas que también han pasado por lo mismo y están dispuestas a escucharte sin juzgar.

Gracias por estar aquí.
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Con cariño,
Aitana

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