Hay momentos en la vida en que tenemos que elegir entre conformarnos con lo que tenemos por que sabemos que lo tenemos seguro; o luchar por conseguir aquello que buscamos y sabemos que queremos, pero debido al miedo nos paralizamos y no vamos a por ello.


Es difícil, ¿pero que cambio no lo es?. Todos nos lamentamos cuando pasan cosas que no nos gustan, que nos hacen daño, y muchas de esas veces acabamos llorando. Siempre he creído que llorar no es malo, si no lloramos no somos conscientes de lo que nos duele o de lo que de verdad nos hace felices.

Decidir un camino de Alfonsina Blyde, en Flickr
Decidir un camino de Alfonsina Blyde, en Flickr

Podemos llorar un día, creernos que somos victima durante otros dos, pero al tercero tenemos que levantarnos y ser conscientes de que mientras estamos así todo sigue girando, y al final los que nos perdemos somos nosotros.

Pensadlo bien, si no nos pasaran nunca cosas malas nunca aprenderíamos. Si no hemos caído nunca seguro que no aprendemos a levantarnos, y esta claro que caer no nos gusta, pero es necesario para que aprendamos a poner las manos en el suelo y hacer fuerza para estar nuevamente de pie.

Cuando vuelves a estar arriba es cuando te encuentras con dos caminos: el mas cómodo que ya lo has vivido y lo conoces bien, o el camino duro en que sabes que hay que caminar mucho e ir buscando nuevas zonas seguras en donde poner el pie. Ese segundo camino nos asusta, no sabemos que hay en él y muchas veces preferimos no descubrirlo por miedo a que sea peor que el camino que conocemos. Pero, ¿y si es mejor?, ¿y si es cierto aquello que dicen de que quien no arriesga no gana?

Vale, si,  en el camino nuevo también nos podemos encontrar piedras que nos hagan caer, ¿y que?. Ya hemos aprendido a adentrarnos en nuevos caminos. Ya sabemos cómo de una forma u otra,  seguir hacia adelante.

¿Qué camino escogemos?

 

Todos los caminos
Todos los caminos de Gorka Goitia, en Flickr

 

¡Tú eliges!

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