Hay personas a las que por mucho que queramos y por mucho que nos importen, no podemos mantener en nuestras vidas. Es difícil… sabes que adoras a esa persona y crees estar segura de que esa persona te adora a ti, pero a la vez sabes que mantener esa relación, de una forma u otra, acaba haciéndote daño.

Quizá lo hace de la forma en que lo hace por que es así, o por que no sabe hacerlo de otra manera. Sea la razón que sea sabes que te acaba haciendo daño, sabes que el no entender lleva a entrar en un bucle en que no paras de preguntarte el porque de todo, y al no obtener respuesta acabas paralizada, con dolor de cabeza y sin saber que hacer.

Aguantas, quizá durante algún tiempo, por que dudas de que tu misma lo estés haciendo bien. Te da igual que la gente te diga lo mismo que tu ya sabes pero no quieres oír.

Sigues y sigues hasta que te das de bruces con la pared, sabiendo desde el principio que estaba ahí…

Lloras, te enfadas y vuelves a llorar. Te preguntas una y mil veces por que hay veces en que queremos pero no sabemos querer, y porque las cosas más simples acaban pareciendo las más complicadas…

Imagen de Cand.le, en Flickr
Imagen de Cand.le, en Flickr

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