….en que me entran ganas de gritarle a mi madre que narices hace con su vida.
…en que me muero de ganas de decirla y preguntarla que si realmente cree que merece la pena.
… en que me planteo seriamente si lo suyo es una enfermedad o ha pasado a ser dejadez.
… en que me arrepiento de ayudarla y estar ahí.
… en que siento la rabia corriendo por mi cuerpo.
…en que creo que ningún esfuerzo merece la pena.
… en que no dejo de pensar en como serían las cosas si todo hubiera sido diferente.
… en que no dejo de pensar en como seria yo si todo hubiera sido diferente.
… en que me martirizo por no ser más egoísta.
… en que respiro y cuento hasta diez, o incluso hasta veinte.
… en que doy gracias por haber aprendido a pasar estos días sin que ello suponga tener mañana cara de sapo.
Ánimo bambina! Calzate unas zapatillas y a hacer running! Ya verás como a la vuelta todo se ve de mejor color…. Y recuerda q te queremos!!
🙂
piensa en años anteriores con menos recursos emocionales lo superastes, ahora también y no vas a derrumbarte.
Tienes razón Laura. Creo que a día de hoy hace falta mucho mucho para que vuelva a derrumbarme, sigo siendo bastante inestable pero por suerte he aprendido a controlar, al menos un poco,ciertos momentos de estrés.
Un beso!